Cuando leo sobre las intenciones de acomodar la legislación vigente a las exigencias que plantea el magnate Sheldon Adelson para implantar el macroproyecto de Eurovegas en Madrid, ‘se me caen los palos del sombrajo’.
Si ya es grave relajar la ley antitabaco, como dice la propia ministra de sanidad, para permitir fumar en zonas de tragaperras, aunque no haya menores jugando, qué decir, de los planes para desgravar las pérdidas en el juego y en los casinos. Es decir, este gobierno no me va a permitir deducirme aspectos relacionados con la salud como podría ser arreglarme la boca, o aspectos relacionados con la cultura, como aprender un idioma nuevo. Pero si va a permitir que las pérdidas en el timo del juego que solo benefician a unos pocos, ya suficientemente agraciados, tenga la recompensa de beneficios fiscales.
Sin lugar a dudas, habito en una España podrida, donde el arte de la farsa de los políticos y los intereses económicos de los poderosos actúan a sus anchas sometiendo al pueblo a un estado continuo de ignorancia servil. Una mente libre y formada no suele llevarse bien con el poder político. Éste, prefiere una sociedad dócil y acrítica. No hay otra lectura posible con los datos que paso a exponerles.
Lo primero que hizo este gobierno es situar el tipo de IVA para la cultura en el 21%, el más alto de Europa. No hace falta ser ningún erudito para entender el daño que se les está haciendo a todas las manifestaciones culturales, sean del tipo que sean. A continuación, esos mismos políticos consideraron aumentar los recortes en educación, investigación y demás ámbitos relacionados con la cultura y la formación. ¿Necesitan más pruebas para comprender que no hay otra lectura posible?
Qué quieren que les diga. Un Estado que incentiva el juego y menosprecia la necesidad de leer o asistir a un teatro, es un estado manipulador y miserable. Hacia dónde caminamos, cuando desde el poder central se apuesta por las salas de juego en lugar de las bibliotecas, cuando se prefiere a ciudadanos ludópatas antes que a lectores. Seguro que a ningún futuro más justo y equitativo que el actual.
Descartes argumentaba que solo se podía llegar a la felicidad a través de la verdad, aunque ello conllevara cierto sufrimiento. A mi parecer, cuanto más tratas de descubrir la verdad, más desasosiego encuentras.