Atención personalizada
Desde que escuché los consejos de una guía espiritual sobre conjuros para atraer el amor, hace ahora dos años, dilapido mis pequeños ahorros en rituales esotéricos para enamorar a la mujer sin identidad.
Admiro el gesto irónico de quien trata de vender algo inútil y aborrezco el semblante panoli del comprador. Así que, cuando descubrí el centro comercial on-line más grande de España, fue como encontrar un eslabón perdido de la felicidad.
Velas de múltiples colores, aceites con propiedades mágicas, agua de rosas, talismanes, el libro de la hechicera y un sinfín de artículos vanos que encuentro en la sección «Otros» me ayudan a sobrevivir, que no a vivir, emocionalmente.
La semana pasada recibí, de forma rápida y cómoda en casa, el pedido que había solicitado. El libro de una nueva gurú. Estaba desanimado por la ausencia de resultados con los métodos de la anterior. Mi sorpresa fue que el libro tenía una bonita dedicatoria que concluía: «me has robado el corazón». Y es que la gente está equivocada cuando piensa que la compra on-line adolece de atención personalizada.